La belleza en nuestro cerebro, ¿sólo es química?

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El tema de la percepción de la belleza humana es todo un misterio. Sobre todo teniendo en cuenta que hay cierta variabilidad interindividual (no a tod@s nos gusta lo mismo), intercultural e incluso generacional (los cánones de belleza han cambiado con el paso de los años). Sin embargo, la ciencia sigue buscando la explicación, y según un reciente estudio la química cerebral tiene la solución a la pregunta.

En un artículo recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature, se afirma que el responsable de que nos atraigan las “caras bonitas” sería el sistema opioide cerebral, más conocido como el sistema de recompensa del cerebro. Dicho sistema, donde destacan los receptores opioides MOR, juega un papel esencial en la bioquímica de la recompensa cerebral, el apego humano y la unión entre personas.

En otro experimento, realizado en ratones, se habría descubierto que el reajuste de la neurotransmisión en los receptores tipo MOR podría tener un efecto directo en el apetito sexual o por la comida, y también en las diferentes preferencias de los individuos en ambas áreas. Los investigadores querían comprobar directamente la función de los receptores opioides en la belleza y saber si alterando la química cerebral (en este caso los receptores de los productos químicos) se conseguiría cambiar algo, y parece que si.

Para este estudio se presentaron 30 voluntarios varones heterosexuales, divididos en tres grupos a los que se invitó a revisar caras femeninas en un ordenador tras recibir una dosis de un fármaco estimulante de los receptores MOR, un fármaco inhibitorio del los MOR, o un placebo.

Según los resultados, aquellos que recibieron estimulantes de los receptores MOR tardaron más en visualizar los rostros bellos, en comparación a los que habían recibido un fármaco inhibidor o un placebo. Además, también calificaron las caras bonitas con puntuaciones más altas o más extremas.

Por otra parte, los voluntarios que recibieron un fármaco inhibidor de los receptores experimentaron todo lo contrario: Dedicaron menos tiempo a mirar las caras bonitas y sus puntuaciones sobre estas fueron más bajas.

Por tanto, del estudio se puede llegar a concluir que poseer una “cara bonita” si tiene bastantes ventajas en la vida diaria, por lo menos en aquellas situaciones donde la presencia se valora más, como comentan los autores:

“El atractivo facial es una poderosa señal que afecta a la comunicación social y motiva el comportamiento sexual. Las personas atractivas son a la vez juzgados y tratados de manera más positiva, lo que refleja la noción estereotipada y sesgada de que ser guapo es bueno”

Por otro lado, también existe el hecho de que preferimos atraer gente atractiva a nuestra vidas (amigos, parejas sexuales, en el trabajo, para las votaciones…), cosa que también explican los autores:

“Desde el punto de vista evolutivo, el atractivo implica salud y fuerza. Los seres humanos, como los monos y los simios, somos animales que vivimos en una sociedad muy compleja. Es muy importante saber con rapidez como recibir recompensas. Por eso tiene sentido vincularse a gente atractiva, independientemente de su sexo”

Finalmente, cabe destacar que ser atractivo no siempre implica poseer una cara bonita, ya que en un estudio anterior de 2001 se demostró que la calificación de las caras no solo se asocia a su belleza, sino también a la alegría, empatía o sentimiento maternal que expresarán. La expresión es tan importante como la morfología, por lo visto.

Vía | MedicalDaily.